Las autoridades de esa cartera confirmaron la contratación de nueva deuda pública por Q10 mil 232 millones durante los primeros cinco meses del año, y aún está pendiente de colocarse otro tramo aprobado por el Congreso de la República en el presupuesto vigente.
El saldo de la deuda pública ascendió a Q241 mil 577 millones, lo que representa un aumento del 4.4% respecto del cierre registrado al 31 de diciembre de 2024, cuando se ubicó en Q231 mil 324 millones, según el reporte de Operaciones de Crédito Público.
En el presupuesto vigente, el Legislativo aprobó un cupo de deuda por Q25 mil 104 millones, por lo que aún restaría colocar aproximadamente Q13 mil millones en el segundo semestre. Parte de la justificación es que estos recursos financiarían programas de inversión en infraestructura, particularmente para la red vial. Sin embargo, los niveles de ejecución continúan siendo bajos, según cifras oficiales.
Si el Minfin decide colocar la totalidad del cupo autorizado, el saldo al cierre del ejercicio 2025 podría superar los Q255 mil millones.
Para 2026, se plantea un endeudamiento por Q31 mil 523 millones, de los cuales Q25 mil 607 millones serían por la vía interna, mediante bonos del Tesoro, según el anteproyecto de presupuesto de ingresos y egresos que será presentado al Congreso.
Deuda sin ejecución
Durante un análisis del primer cuatrimestre de ejecución presupuestaria, el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (Cacif) destacó que se han colocado más de Q10 mil 400 millones y que quedaban pendientes unos Q13 mil 800 millones para completar el cupo, lo cual genera preocupación.
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“Se está colocando deuda, y el Gobierno central continúa con su programa de bonos; sin embargo, la ejecución presupuestaria no va al mismo ritmo. Esto se refleja en la acumulación de recursos del sector público en la banca central”, explicó Sigfrido Lee, analista económico del Cacif.
Al 12 de junio, el saldo de depósitos del Gobierno central en el Banco de Guatemala (Banguat) ascendía a Q24 mil 758 millones.
“Hay que ser moderados con la deuda si no se está ejecutando, porque guardarla genera un costo importante: se deben pagar intereses”, añadió Lee.
Funcionamiento vs. inversión
Lee advirtió que si continúa la colocación del total de deuda programada para este ejercicio fiscal, el saldo alcanzaría el 27.3% del producto interno bruto (PIB). Aunque desde 2020 esa relación había disminuido, se estaría revirtiendo la tendencia.
“Se está colocando deuda, y el Gobierno central continúa con su programa de bonos; sin embargo, la ejecución presupuestaria no va al mismo ritmo»
Sigfrido Lee, analista económico del Cacif.
“Nos preocupa para qué se está endeudando el país. Vemos que la deuda crece, pero no se ejecuta. Si bien falta medio año, parte de esos fondos se usan para gastos de funcionamiento, incluso para pagar deuda con deuda, y no necesariamente para inversión. Eso es insostenible”, remarcó.

Préstamos internacionales
El analista del Cacif también expresó preocupación por los préstamos con organismos financieros internacionales, que suman en conjunto US$1 mil 400 millones como nueva cartera.
“Estos proyectos tienen mucho interés y el endeudamiento es más barato que los bonos del Tesoro. Pero no se puede tener todo: hay que decidir bien en qué se debe incurrir en deuda”, enfatizó.
Saldo extraordinario
Érick Coyoy, analista de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), señaló que los depósitos del Gobierno central en el Banguat provienen tanto de deuda no ejecutada como de la recaudación tributaria.
Al 26 de junio, la ejecución presupuestaria se ubicaba en 40.32%, equivalente a Q62 mil 433 millones. A pesar de disponer de recursos en caja, el Gobierno no los ha gastado.
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Coyoy explicó que la inversión pública presenta baja ejecución. “Pueden estar colocando los bonos autorizados, pero no se gastan al ritmo esperado. Estos depósitos superan lo normal: el año pasado fueron Q15 mil millones; hoy exceden los Q20 mil millones”, observó.
Reiteró que se está captando deuda y recaudación, pero sin traducirse en prestación de bienes y servicios ni en avances en infraestructura.
Fundesa: riesgo moderado
Fernando Spross, investigador de la Fundación para el Desarrollo de Guatemala (Fundesa), explicó que la deuda se mantiene entre 26% y 27% del PIB, lo que está dentro de los rangos internacionales aceptables, siendo uno de los más bajos en Latinoamérica.
Agregó que los indicadores muestran mejora en la capacidad de pago. Para 2025, la deuda pública como proporción de los ingresos tributarios se estima en 207%, por debajo del 233% de 2023 y del 224% de 2024.
“La evolución del saldo de la deuda pública implica un riesgo moderado, pero creciente, para la sostenibilidad fiscal del país”
Fernando Spross, investigar Fundesa
El servicio de deuda como porcentaje de ingresos tributarios también bajaría a 15%.
Recordó que la calificadora Standard & Poor’s mejoró la calificación de riesgo país, en parte por el manejo adecuado de la deuda y sus indicadores.
No obstante, el déficit fiscal sigue en riesgo de superar el 2% del PIB, aunque su nivel final depende de la ejecución presupuestaria, que suele rondar el 90%.
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“La evolución del saldo de la deuda pública implica un riesgo moderado, pero creciente, para la sostenibilidad fiscal del país”, señaló.
Spross recomendó destinar los recursos de deuda a proyectos estratégicos como infraestructura, con eficiencia y transparencia, pero nunca a gasto corriente. Aunque aclaró que los fondos de deuda bonificable cubren déficit, amortización y liquidez, su participación mayor al 85% revela la alta dependencia del país de la colocación de bonos.