Guatemala se encuentra en un proceso de transición hacia una matriz energética más sostenible, en la que el etanol juega un papel central. A partir de enero de 2026, será obligatorio incorporar un 10% de etanol en la gasolina, según lo establecido en el Acuerdo Gubernativo 159-2023. Esta medida busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la calidad del aire y disminuir la dependencia de combustibles fósiles. Sin embargo, su implementación ha generado debates y cuestionamientos que merecen un análisis detallado basado en estudios científicos y técnicos.
Guatemala cuenta con una capacidad instalada para producir aproximadamente 180 millones de litros de etanol al año, distribuidos en cinco destilerías. Sin embargo, cerca del 80% de esta producción se exporta, principalmente a Europa y Estados Unidos. Esto indica que el país tiene el potencial para abastecer su demanda interna sin necesidad de ampliar las áreas cultivables, siempre que se redirija parte de la producción al mercado nacional.
La implementación del etanol como aditivo en la gasolina también tiene implicaciones económicas. Por un lado, puede reducir la factura petrolera del país, que en 2022 ascendió a más de 2,000 millones de dólares. Por otro lado, la demanda de etanol puede dinamizar el sector agrícola y generar empleo, especialmente en zonas rurales, contribuyendo a reducir los factores que impulsan la migración.
Guatemala apuesta por el E10: etanol impulsará economía y reducirá emisiones
El país se prepara para implementar una mezcla obligatoria del 10% de etanol en la gasolina.
Producción y exportación
Etanol al 10% (E10) en la gasolina es la consigna de ambientalistas, expertos y productores de combustibles renovables para mejorar la economía, mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero y mantener fuentes de empleo.
El etanol pertenece a la familia de los alcoholes. Su fórmula empírica es C2H6O y se caracteriza por ser un líquido incoloro, volátil e inflamable. Es un compuesto orgánico con aplicaciones en bebidas alcohólicas, solventes, desinfectantes, cosméticos, perfumes y biocombustibles, explicó Gamaliel Zambrano, director de Ingeniería Química de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG).
Se elabora principalmente a partir de melaza, un subproducto de la caña de azúcar; sin embargo, también puede obtenerse de fuentes como maíz, trigo, remolacha y yuca.
En Guatemala se producen anualmente 70 millones de galones de etanol, de los cuales el 57% se utiliza como carburante para exportación —unos 40 millones de galones—, confirmó Ivanova Ancheta, directora ejecutiva de la Asociación de Productores de Alcohol en Guatemala (Apag).
La producción genera unos 29 mil empleos, según la Inteligencia de Negocios Centroamericana (CABI), principalmente en ingenios y destilerías ubicadas en Escuintla, Santa Rosa, Suchitepéquez y Retalhuleu.
En el 2022, Guatemala exportó etanol por 195 millones de dólares. El 80% tuvo como destino California y países de la Unión Europea.
“Se aprovecha al máximo la materia prima y se genera una economía circular”, explicó Aida Lorenzo de Juárez, gerente de la Asociación de Combustibles Renovables. Añadió que, tras la obtención de melaza, se inicia la fermentación, destilación y deshidratación, hasta lograr una pureza del 99.6% para uso como biocombustible.
El Decreto 17-85, Ley del Alcohol Carburante, permitía el uso de mezclas con 5% de etanol desde los años ochenta, pero no se implementó. A partir del 2005, el Estado reactivó esfuerzos con la Comisión Nacional de Biocombustibles y proyectos piloto. Finalmente, en el 2022, la Corte de Constitucionalidad resolvió los obstáculos legales y se publicó el Acuerdo 159-2023.
- Compromisos internacionales
La medida forma parte del cumplimiento de compromisos internacionales como el Acuerdo de París y la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC) en el sector transporte. Además, Guatemala ha ratificado la Convención Marco sobre el Cambio Climático, el Protocolo de Kioto y leyes nacionales sobre esta materia.
El país se comprometió a reducir en 11% sus emisiones de gases de efecto invernadero para el 2030 con recursos propios, meta que se espera lograr con la implementación del E10.
- Beneficios ambientales y económicos
“El etanol guatemalteco está certificado y reconocido por sus buenas prácticas en el manejo del agua y los suelos”, señaló Zambrano. Entre las certificaciones destacan ISCC, Bonsucro y la de la Agencia de Protección Ambiental de EE. UU.
Lorenzo indicó que el uso de E10 puede reducir hasta 70% las emisiones de gases contaminantes. En Guatemala, el transporte genera el 50% de las emisiones de CO₂ del sector energético.
Según la Asociación Americana del Pulmón, el E10 reduce en 20% el riesgo de cáncer de pulmón. Además, el país gasta 2 mil millones de dólares anuales en gasolina. El uso de etanol permitiría reducir las importaciones y conservar divisas.
La Asociación de Combustibles Renovables aseguró que no será necesario modificar vehículos, estaciones de servicio ni motocicletas.
“En Brasil se usa desde 1976 sin problemas. Las motocicletas menores a 1,200 CC, que son comunes en Guatemala, también pueden utilizar esta mezcla”, explicó un boletín del MEM.
- Proyección internacional
Guatemala es el mayor productor de etanol de Centroamérica, aunque por debajo de Estados Unidos y Brasil. Según la Apag, su uso se ha incrementado: en el 2000 se consumían 4.5 millardos de galones; en el 2021, 27 millardos.
“Hoy, el 98% de la gasolina en EE. UU. contiene etanol”, indicó la entidad. La Agencia Internacional de Energía prevé un crecimiento del 25% en el uso de biocombustibles en los próximos cinco años, de los cuales el etanol representará dos tercios.