Raíz de la palabra: “no somos Pokahontas”
Chahim A’jam Vásquez Leal, sanadora y defensora de los derechos de las mujeres indígenas, afirma con firmeza: “Las mujeres indígenas no somos Pokahontas, hablamos en primera persona política” . En su intervención con El Salto Diario, reivindica una identidad colectiva activa; rechaza estereotipos románticos o salvadores, y exige un espacio real de resistencia y transformación. La frase destaca por subvertir narrativas externas que invisibilizan la presencia política de los pueblos originarios.
Construcción de una identidad política orgánica
En su relato, Chahim resalta que hablar en primera persona política es asomarse a la raíz de los procesos comunitarios. No se trata de una representación impuesta desde fuera, sino de una voz articulada desde la propia experiencia y memoria colectiva. Así, se da un giro desde las historias exteriorizadas hacia la resistencia cotidiana: la defensa de territorios, la autodeterminación cultural y la visibilización de una cosmovisión que coloca a la comunidad como sujeto activo.
Feminismo indígena y soberanía comunitaria
Para Chahim, el rol de las mujeres indígenas no se limita a la esfera doméstica. Su trabajo político conecta la defensa del cuerpo, la tierra y la comunidad. Critica visiones coloniales que sitúan a las mujeres originarias en un imaginario tipo “Pokahontas”, que las reduce a símbolos de exotismo y pasividad. En cambio, llama a fortalecer herramientas políticas desde dentro, fortaleciendo un feminismo que surge desde los pueblos y que no retrotrae a discursos eurocéntricos.
Hacia una resistencia integral y descolonizadora
La líder guatemalteca lanza un mensaje claro: la resistencia indígena va más allá de protestas simbólicas. Implica mecanismos organizativos propios, educación política comunitaria y reivindicación de derechos colectivos. Llaman a desmontar estructuras de poder hegemónico y a construir redes de apoyo que trasciendan fronteras coloniales. Con ello, Chahim visibiliza la necesidad de un feminismo idal que articule lo individual con lo comunitario y ponga en valor la experiencia de las mujeres originarias.