La crisis en el Congreso de la República, donde dos grupos se disputan el poder para asumir el control del Organismo Legislativo, es simple reflejo de la situación general de un país que cayó, de manera absoluta, bajo el control de las mafias organizadas con el único y exclusivo objetivo de robarse el dinero del pueblo. Si bien en la elección presidencial del año 2023 se vivió un hálito de esperanza en cuanto al Organismo Ejecutivo, eso no ocurrió en ningún momento con el Congreso, dada la conformación del mismo con bancadas que son abiertas y descaradamente, parte de ese tenebroso entramado.
Al final del año pasado, cuando se discutió el Presupuesto General de la Nación para este año, advertimos que las mafias habían sacado nuevamente las uñas y fue así como se recetaron millones mediante asignaciones a los Consejos de Desarrollo y, como si ello no bastara, se subieran el sueldo en un absoluto desplante de cinismo. El grupo oficialista aceptó y fue parte de esos trinquetes pensando que con su silencio se garantizaba ser reconocido como bancada, cosa que no ocurrió, pero la complacencia que mostraron es totalmente obvia. La relación tan cercana de Samuel Pérez y algunos de la bancada con Luis Aguirre ha sido y es una pésima señal.
Según el Presidente Arévalo, él puede remover a la Fiscal General, quien sigue empeñada en salir del gobernante antes de que llegue el momento de elegir nuevo Jefe del Ministerio Público, pero necesita el apoyo del Congreso, cosa que obviamente no va a lograr, no solo porque la inmensa mayoría de los diputados forman parte del mismo círculo, sino porque ya se demostró que cualquiera que intente salirse del corral recibirá advertencias de que le sacarán a luz la sucia cola machucada. Además, el Ejecutivo no ha roto filas con Samuel Pérez y nadie va a querer salir del yugo de uno para caer en la mira de venganza que tienen algunos actores de la bancada Semilla.
Debemos suponer que el Presidente Arévalo y su gente conocían a cabalidad la situación general del país, lo que los obligaba a estar preparados para enfrentar los enormes vendavales que se vendrían de parte de mafias que se han beneficiado del control absoluto que ejercen, sobre todo en el sistema de justicia. En la elección de cortes, la bancada Semilla operó con Luis Aguirre y Gustavo Alejos y el experimento no fue bueno, pues la mafia de Allan Rodríguez y Felipe Alejos metió más goles. Los hechos, desde que asumieron el mando indican, que no se habían preparado para lo que les tocaría vivir y de esa cuenta es que la situación nacional se sigue complicando día a día, sin que se vislumbre una salida.
Lo que pasa en el Congreso, sin embargo, es un indicador de que empiezan a darse fisuras dentro de esa granítica unidad que mantuvieron las mafias. Y es que cuando hay tanto dinero en juego, como pasa en Guatemala, es natural que surjan nuevas ambiciones y ya veremos cómo el bando de Felipe Alejos, Álvaro Arzú y Allan Rodríguez se enfrenta con el que opera bajo el liderazgo de Luis Aguirre y Samuel Pérez.