Durante los últimos meses hemos sido testigos de una negociación del pacto colectivo entre las autoridades del Ministerio de Educación -Mineduc- y el Sindicato de Trabajadores de la Educación de Guatemala -STEG- que representa al mayor sindicato dentro de dicha cartera. Esto que pudiera ser un proceso que no debería representar mayor revuelo, en este caso en particular si lo es, dado que, durante los últimos años y gobiernos, esta negociación se daba en la obscuridad, opacidad y de espaldas al pueblo guatemalteco e incluso a espaldas del propio gremio magisterial. Con los últimos gobiernos, más que una negociación, resultaba ser una transa, una componenda entre mafiosos, con resultados nefastos para el país y en particular para la niñez.
Sin embargo, durante este nuevo proceso, se ha forzado a que este sea público, con suficiente publicidad y transparente. Algo que debiese haber sido una demanda de la dirigencia sindical, hoy el gobierno de la República se le planta y pone un alto a los abusos, arbitrariedades y corrupción existentes en lo pactado previamente. Esto nos ha permitido conocer elementos de las negociaciones anteriores que representaban y representan graves agravios contra el erario público y contra la población. Lamentablemente, la dirigencia del STEG, en particular su líder Joviel Acevedo, ha transado beneficios económicos, para así convertirse en una pieza clave del pacto de corruptos y degradar al magisterio a un mero grupo de choque al servicio de criminales.
De esa cuenta, es que aún en pleno proceso de negociación del referido pacto colectivo, el Ministerio de Educación y el presidente de la República plantean un aumento salarial y otros aspectos de beneficio a las y los maestros en el país. Contra toda lógica y sentido común, la dirigencia sindical se opone a este aumento y amenaza con movilizaciones sociales, que no logran darse, en una clara evidencia de una clase trabajadora, en este caso magisterial, que rechaza las espurias acciones de su dirigencia y que, más temprano que tarde, permitirán la renovación de la dirigencia y la retoma de los principios que el magisterio ha sostenido de apoyo de la niñez y las justas demandas del pueblo guatemalteco.
Es en este momento, en que el magisterio debiese de dar una cátedra de honestidad y dignidad gremial, sacando a esta dirigencia servil, a intereses particulares y corruptos. Es insostenible e inaceptable que uno de los mayores Sindicatos del país, sea hoy dirigido por una estructura dedicada a transar y a responder a intereses particulares. La transformación tan anhelada por la sociedad, no llegará en definitiva si movimientos sociales tan importantes como el magisterio se doblegan y sirven de alfombra o tapete a mafiosos y criminales. Es por ello que, el llamado que se hace desde la población al magisterio, es, sacar a quienes hoy por hoy dan suficientes elementos para considerarlos como integrantes del pacto de corruptos. Recuperar el Sindicato de Trabajadores de la Educación -STEG- y ponerlo nuevamente al servicio de las y los trabajadores de la educación es el objetivo esencial.